Sesión 05
Invitadas:
- Rosita Nicolet, directora y actriz
- Grimanesa Jiménez, actriz
Sobre el teatro comercial:
La conceptualización en torno al teatro comercial es ambigua. La expresión en sí misma resulta vaga cuando la mayor parte de las propuestas teatrales aspiran o deben sustentarse económicamente de no mediar algún tipo de subsidio (estatal o privado).
En general, la categoría se ha empleado históricamente en oposición o contraste con el teatro de arte (aquel que explora en las distintas posibilidades de los lenguajes escénicos y promueve un discurso), teatro oficial (aquel que es subvencionado por el Estado y cumple un rol educativo al poner al alcance del público clásicos universales o contemporáneos) y teatro off o independiente (aquel que realizan las compañías independientes sin estar condicionados por la rentabilidad económica).
En ciudades con una alta actividad teatral, como Nueva York o Buenos Aires, la calificación se ha prestado incluso para generar cartografías. De este modo, las manzanas que forman parte de Broadway en NY o las grandes salas emplazadas en la avenida Corrientes, de la capital trasandina, constituyen circuitos representativos del teatro comercial.
Allí suelen predominar estrategias de marketing. Las obras son en general de estilo realista, están apegadas al formato de dramas o comedias y se enfocan como productos. Los elencos reciben un tratamiento en igual sentido y al espectador se le asegura la posibilidad de asistir a creaciones de un alto estándar de producción.
En Santiago, la categoría se ha asociado con determinadas salas a lo largo del tiempo, como el Teatro El Conventillo, Teatro Alcalá, Teatro Circus OK, Teatro San Ginés, Teatro Bellavista y Teatro Aparte.
En estos espacios ha prevalecido un modelo común de gestión, donde actores o actrices pasan a ser propietarios, productores y programadores del lugar. Su labor suele estar condicionada por la sustentación económica y para ello operan con pautas empresariales de pequeña escala en que los ingresos provienen del auspicio privado y de la taquilla, toda vez que la subvención estatal (vía Fondos Concursables de cultura) es inexistente.
Invitadas:
- Rosita Nicolet, directora y actriz
- Grimanesa Jiménez, actriz
Sobre el teatro comercial:
La conceptualización en torno al teatro comercial es ambigua. La expresión en sí misma resulta vaga cuando la mayor parte de las propuestas teatrales aspiran o deben sustentarse económicamente de no mediar algún tipo de subsidio (estatal o privado).
En general, la categoría se ha empleado históricamente en oposición o contraste con el teatro de arte (aquel que explora en las distintas posibilidades de los lenguajes escénicos y promueve un discurso), teatro oficial (aquel que es subvencionado por el Estado y cumple un rol educativo al poner al alcance del público clásicos universales o contemporáneos) y teatro off o independiente (aquel que realizan las compañías independientes sin estar condicionados por la rentabilidad económica).
En ciudades con una alta actividad teatral, como Nueva York o Buenos Aires, la calificación se ha prestado incluso para generar cartografías. De este modo, las manzanas que forman parte de Broadway en NY o las grandes salas emplazadas en la avenida Corrientes, de la capital trasandina, constituyen circuitos representativos del teatro comercial.
Allí suelen predominar estrategias de marketing. Las obras son en general de estilo realista, están apegadas al formato de dramas o comedias y se enfocan como productos. Los elencos reciben un tratamiento en igual sentido y al espectador se le asegura la posibilidad de asistir a creaciones de un alto estándar de producción.
En Santiago, la categoría se ha asociado con determinadas salas a lo largo del tiempo, como el Teatro El Conventillo, Teatro Alcalá, Teatro Circus OK, Teatro San Ginés, Teatro Bellavista y Teatro Aparte.
En estos espacios ha prevalecido un modelo común de gestión, donde actores o actrices pasan a ser propietarios, productores y programadores del lugar. Su labor suele estar condicionada por la sustentación económica y para ello operan con pautas empresariales de pequeña escala en que los ingresos provienen del auspicio privado y de la taquilla, toda vez que la subvención estatal (vía Fondos Concursables de cultura) es inexistente.
Recursos y elementos distintivos
Los montajes que se presentan en el circuito comparten algunos elementos distintivos:
- Pertenecen al género de la comedia
- Las anécdotas son de fácil lectura o seguimiento
- Las situaciones que se recrean son reconocibles y se enfatizan con diseños de vestuario y escenografía acordes
- La estructura dramática privilegia los diálogos, con entradas y salidas de personajes, aunque son comunes también los unipersonales que operan como confesiones a público o la narración de escenas independientes que conforman un todo
- Abordan generalmente temáticas sexuales, de género o referidas a la convivencia o las relaciones de pareja
- Los personajes se sustentan en caracterizaciones o estereotipos
- Incluyen referencias directas a la contingencia
- Establecen una convención en el escenario que respeta la cuarta pared y que se altera con interpelaciones a público para enfatizar el humor
- Los elencos suelen incluir a actores o actrices que se han perfilado como comediantes
- La labor de dirección se concentra en la puesta en escena de la trama y en la mantención de un determinado ritmo
- Se privilegia la función de entretención
- La crítica social se encubre bajo la parodia
Los montajes que se presentan en el circuito comparten algunos elementos distintivos:
- Pertenecen al género de la comedia
- Las anécdotas son de fácil lectura o seguimiento
- Las situaciones que se recrean son reconocibles y se enfatizan con diseños de vestuario y escenografía acordes
- La estructura dramática privilegia los diálogos, con entradas y salidas de personajes, aunque son comunes también los unipersonales que operan como confesiones a público o la narración de escenas independientes que conforman un todo
- Abordan generalmente temáticas sexuales, de género o referidas a la convivencia o las relaciones de pareja
- Los personajes se sustentan en caracterizaciones o estereotipos
- Incluyen referencias directas a la contingencia
- Establecen una convención en el escenario que respeta la cuarta pared y que se altera con interpelaciones a público para enfatizar el humor
- Los elencos suelen incluir a actores o actrices que se han perfilado como comediantes
- La labor de dirección se concentra en la puesta en escena de la trama y en la mantención de un determinado ritmo
- Se privilegia la función de entretención
- La crítica social se encubre bajo la parodia
Cuestionamientos
El género ha sido objeto de cuestionamientos en el país desde las primeras décadas del siglo XX, cuando la emergente escena comercial y empresarial solía asociarse con el bataclán, espectáculo revisteril que combinaba canciones, sketches y la participación de algún humorista.
El escritor y crítico Daniel de la Vega llegó a escribir en 1930: “Este nuevo teatro, mareado por los alaridos del jazz, arrastrado por la fealdad agresiva del charlestón, ha vuelto definitivamente las espaldas a los valores artísticos”.
Las críticas tienden a reparar en el nivel de profundidad de los contenidos, en el deslizamiento recurrente de los argumentos hacia el humor, en la carencia de un enfoque de dirección y en la frecuente alusión a la sexualidad.
No obstante, el público tiende a responder favorablemente a las propuestas de este orden y en el listado de hitos de taquilla figuran: “¿Quién me escondió los zapatos negros” y “De uno a diez, ¿cuánto me quieres?”, de la compañía Teatro Aparte; “¿Quién dijo que los hombres no sirven para nada?”, una adaptación de “Hombres”, de Sergi Belbel, con dirección de Rosita Nicolet; y “Sinvergüenzas”, adaptación local de Liliana Ross a partir de “Full Monty”.
Hoy en día se sostiene que las obras pertenecientes al teatro comercial son aquellas por las cuales el espectador debe pagar una entrada. Según esta acepción, la mayoría (sino la totalidad) de las creaciones en cartelera se inscriben en esta categoría. La diferencia radica en sus fuentes de financiamiento, ya que concursos como Fondart han modelado una línea de creaciones que se aparta del interés puramente comercial.
Sobre el Teatro Alcalá
El Teatro Alcalá se encuentra emplazado en Bellavista 97. Lo conforman dos salas: García Lorca y Neruda. La primera tiene 350 butacas; la segunda, 160.
Es gestionado por una sociedad comercial encabezada por Rosita Nicolet, quien además de propietaria hace las veces de productora y programadora.
Comenzó a operar en mayo de 2001 con la reposición de la obra “Boeing Boeing”, dirigida por Cristián Campos.
El montaje fue un homenaje al director y actor español José Vilar, quien ganó notoriedad en Chile a fines de los años 70 y comienzos de los 80 con el proyecto “Teatro en el teatro”, que escenificó comedias para la televisión.
En la sala se presentan anualmente alrededor de 6 montajes. Una alta cuota es gestionada por Nicolet. En ellos participan elencos que, en la práctica, constituyen una compañía estable, con Tichi Lobos, Javiera Contador y Luis Gnecco, entre otros.
Algunos títulos programados en el lugar son: “El cuando quiere, ellas cuando pueden”, “Infieles de ocasión”, “Colegio de monjas”, “Se quieren mucho, poquito, nada”, “Brujas” y “El gato bakano” (infantil).
El género ha sido objeto de cuestionamientos en el país desde las primeras décadas del siglo XX, cuando la emergente escena comercial y empresarial solía asociarse con el bataclán, espectáculo revisteril que combinaba canciones, sketches y la participación de algún humorista.
El escritor y crítico Daniel de la Vega llegó a escribir en 1930: “Este nuevo teatro, mareado por los alaridos del jazz, arrastrado por la fealdad agresiva del charlestón, ha vuelto definitivamente las espaldas a los valores artísticos”.
Las críticas tienden a reparar en el nivel de profundidad de los contenidos, en el deslizamiento recurrente de los argumentos hacia el humor, en la carencia de un enfoque de dirección y en la frecuente alusión a la sexualidad.
No obstante, el público tiende a responder favorablemente a las propuestas de este orden y en el listado de hitos de taquilla figuran: “¿Quién me escondió los zapatos negros” y “De uno a diez, ¿cuánto me quieres?”, de la compañía Teatro Aparte; “¿Quién dijo que los hombres no sirven para nada?”, una adaptación de “Hombres”, de Sergi Belbel, con dirección de Rosita Nicolet; y “Sinvergüenzas”, adaptación local de Liliana Ross a partir de “Full Monty”.
Hoy en día se sostiene que las obras pertenecientes al teatro comercial son aquellas por las cuales el espectador debe pagar una entrada. Según esta acepción, la mayoría (sino la totalidad) de las creaciones en cartelera se inscriben en esta categoría. La diferencia radica en sus fuentes de financiamiento, ya que concursos como Fondart han modelado una línea de creaciones que se aparta del interés puramente comercial.
Sobre el Teatro Alcalá
El Teatro Alcalá se encuentra emplazado en Bellavista 97. Lo conforman dos salas: García Lorca y Neruda. La primera tiene 350 butacas; la segunda, 160.
Es gestionado por una sociedad comercial encabezada por Rosita Nicolet, quien además de propietaria hace las veces de productora y programadora.
Comenzó a operar en mayo de 2001 con la reposición de la obra “Boeing Boeing”, dirigida por Cristián Campos.
El montaje fue un homenaje al director y actor español José Vilar, quien ganó notoriedad en Chile a fines de los años 70 y comienzos de los 80 con el proyecto “Teatro en el teatro”, que escenificó comedias para la televisión.
En la sala se presentan anualmente alrededor de 6 montajes. Una alta cuota es gestionada por Nicolet. En ellos participan elencos que, en la práctica, constituyen una compañía estable, con Tichi Lobos, Javiera Contador y Luis Gnecco, entre otros.
Algunos títulos programados en el lugar son: “El cuando quiere, ellas cuando pueden”, “Infieles de ocasión”, “Colegio de monjas”, “Se quieren mucho, poquito, nada”, “Brujas” y “El gato bakano” (infantil).
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